El plástico es el elemento no natural que más se utiliza en la industria y uno de los grandes problemas medioambientales de nuestro tiempo, por suerte parece que podríamos darle una nueva vida.

Es cierto que el plástico se puede reciclar, pero por desgracia éste tiene un número finito de veces en los que se puede volver a aprovechar (a diferencia del aluminio, que puede reciclarse un número infinito de veces).

Por ejemplo, en Estados Unidos se tiran a la basura 100.000 millones de bolsas de plástico, que se producen con 12 millones de barriles de petróleo. Y esto es un problema muy gordo. Por suerte, hay formas de arreglarlo.

Una de las soluciones más inteligentes es obra de Akinori Ito, un inventor japonés que ha creado un aparato doméstico que convierte las bolsas de plástico en combustible. El combustible resultante puede utilizarse para diversas aplicaciones, como la generación de calor.

[CH] Bolsas de plástico y mascarillas que se disuelven en agua que se puede beber

Ito se dio cuenta de que, dado que las bolsas de plástico se crean a partir del petróleo, pueden volver a convertirse en su forma original. El petróleo producido puede utilizarse para calentar generadores y algunas estufas.

O puede servir como alternativa a la gasolina cuando se refina e incluso puede utilizarse para alimentar coches, barcos o motos.

Un kilo de plástico puede producir aproximadamente un litro de aceite. Y el proceso de conversión requiere aproximadamente 1 kWh de electricidad, que vale unos 20 céntimos de euro más o menos.

Al convertir el plástico en aceite, eliminamos la contaminación por CO2 y aunque el producto final sigue siendo un combustible que desprende CO2 cuando se quema, este método de reciclaje podría revolucionar la forma de tratar los residuos plásticos.

El invento está diseñado para uso doméstico, lo que tiene el potencial de crear independencia energética entre los consumidores y no sólo para empresas y grandes corporaciones, por lo que mucha gente podría aprovecharse del invento.

La máquina utiliza una pirólisis muy eficaz, que consiste en la transformación de un compuesto en otro más pequeño y sencillo a altas temperaturas. Es capaz de procesar diferentes tipos de plásticos como el polietileno, el poliestireno y el polipropileno. Eso sí, no procesa botellas PET.

Científicos chinos y americanos de la Universidad Washington State han desarrollado un método para convertir desechos de plástico en combustible para aviones.

El proceso comienza con el calentamiento del plástico. A continuación, se introduce en el horno presurizado sin oxígeno. Se calienta a 427 °C , lo que convierte el plástico en un líquido. A continuación, la máquina transforma el líquido en un estado gaseoso.

El gas que se produce se atrapa y se almacena para su enfriamiento. El vapor se condensa cuando se enfría y forma el petróleo crudo. Sin duda, no es un proceso muy complejo, pese a su gran utilidad.

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