Bioplástico inspirado en el loto: el material que se limpia solo

2022-05-27 19:58:54 By : Ms. Amanda Lee

Inventan un bioplástico barato de producir, que repele suciedad y líquidos al imitar a la estructura molecular de la hoja del loto

Los desechos plásticos son uno de los mayores desafíos ambientales. Sin embargo, las alternativas que muchas veces se plantean están lejos de ser sostenibles. Bien porque parten de tecnologías caras, con escaso éxito margen de mercado; bien porque bajo la etiqueta ‘bioplástico‘ se esconden ciertas trampas que terminan por esconder proporciones notables de plásticos también contaminantes o destrucción de otros recursos.

Ahora, un equipo de la Universidad RMIT de Australia ha presentado el primer plástico biodegradable que, además, se limpia solo. Su tecnología está inspirada en la estructura interna de las hojas de loto. Una planta acuática que, sin embargo, repele eficazmente el agua y, además, está casi siempre resplandeciente.

“Hemos replicado la estructura repelente al agua de las hojas de loto para ofrecer un tipo único de bioplástico que combina con precisión tanto la resistencia como la degradabilidad”, ha explicado Mehran Ghasemlou, autor principal del estudio publicado en Science of the Total Environment.

El bioplástico está hecho de materias primas baratas y comúnmente disponibles: almidón y celulosa. Eso espera mantener bajos los costes de producción y permitir una rápida biodegradabilidad. El proceso de fabricación no requiere calentamiento ni equipos complicados y sería fácil de escalar a una línea de producción de rollo a rollo, según Ghasemlou. España secuencia al completo el virus de la viruela del mono: es la variante más leve

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Si bien los plásticos biodegradables son un mercado en crecimiento, no todos los bioplásticos son iguales. La mayoría de los plásticos biodegradables o compostables requieren procesos industriales y altas temperaturas para descomponerse.

El nuevo bioplástico no necesita intervención industrial para biodegradarse, y las pruebas muestran que se descompone de forma natural y rápida en el suelo. “Existen grandes diferencias entre los materiales de origen vegetal: el hecho de que algo esté hecho con ingredientes ecológicos no significa que se degradará fácilmente”, recuerda Ghasemlou.

“Seleccionamos cuidadosamente nuestras materias primas para la compostabilidad y esto se refleja en los resultados de nuestros estudios de suelo, donde podemos ver que nuestro bioplástico se descompone rápidamente simplemente con la exposición a las bacterias y los insectos en el suelo”, precisa. El dictamen de la ley de comunicación audiovisual

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El objetivo es disponer de envases que puedan agregarse a una compostadora doméstica o arrojarse al contenedor junto con otros desechos orgánicos, de modo que los restos de alimentos “puedan compostarse junto con el recipiente en el que vinieron, para ayudar a prevenir la contaminación de los alimentos por el reciclaje”.

‘Compostable’, ‘biodegradable’, ‘reciclable’, ‘con patata’… Estas son algunas de las etiquetas que aparecen en envases y bolsas últimamente, en un intento por esquivar las exigencias europeas en materia de reducción de plásticos. Pero antes de su entrada en vigor, en 2019, Greenpeace denunciaba que “las alternativas a los envases de plástico son los reutilizables y recargables. No hay más”. 

Con estas palabras, el responsable plásticos en la ONG, Julio Barea, presentó el informe Tirando el futuro con el alertaba de las falsas soluciones que las marcas y los supermercados ponen en circulación. Según su estudio, algunas empresas están cambiando plásticos derivados de combustibles fósiles por bioplásticos que, a menudo, se publicitan erróneamente como biodegradables o compostables. 

En realidad, solo el 1% del plástico disponible en el mercado es de origen biológico, fabricado con material como maíz o caña de azúcar y en su mayoría se sigue componiendo parcialmente de plástico de origen fósil. El problema, denuncian, es que las condiciones de temperatura y humedad necesarias para que se biodegraden sin contaminar rara vez se dan en el entorno natural, descomponiéndose simplemente en trozos hasta generar microplásticos.

Además, en la producción del plástico de origen biológico se pueden emplear aditivos químicos similares a los de la producción convencional. 

Cada minuto se compran un millón de botellas de plástico y se consumen 500.000 millones de bolsas cada año, según datos de Naciones Unidas. Toneladas de residuos plásticos acaban en los mares y océanos, incluidas, ahora, mascarillas o restos de tests de antígenos domésticos.

Según el estudio de WWF, el Mediterráneo tiene 1,25 millones de fragmentos de microplásticos por kilómetro cuadrado. Esta cifra es cuatro veces superior a las llamadas ‘islas de plástico’ del océano Pacífico, formadas por los restos plásticos que arrastran las corrientes oceánicas.

El plástico constituye el 95% de los residuos que flotan en el mar Mediterráneo. Los países más contaminantes son Turquía, España, Italia, Egipto y Francia. Todos, unidos por el turismo; la basura marina aumenta cada verano hasta un 40%.

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