Análisis de Riverdale. Temporada 6. Episodio 18 - Estrenos de cine, Películas, Trailers, Series, TV, Comics

2022-07-01 18:24:39 By : Mr. Peter Wang

Bienvenidos otra vez, riverdaleros. Como si estuviéramos en una pesadilla bíblica de los tiempos de Moisés, una andanada de plagas se abate sobre Riverdale mientras se celebra una boda y cosas muy, pero muy extrañas ocurren a nuestros protagonistas. Detrás de todo, por supuesto, el pérfido Percival.

Sin más dilación, pasamos a analizar el episodio, no sin antes advertir que SE VIENEN SPOILERS DE LA TRAMA ni dejar de recordar que pueden leer aquí nuestros análisis anteriores.

Volvemos a tener introducción inicial de Jughead, esta vez para contarnos que sobre Riverdale ha caído una serie de plagas de carácter bíblico: ranas escapando del laboratorio, invasión de moscas y piojos en las cabezas de los niños, todo lo cual, dice, tiene una única explicación posible y es Percival.

A pesar de ello, los habitantes intentan seguir su ritmo normal de vida como pueden. La mejor demostración es Toni, que ha puesto fecha definitiva a su boda con Fangs y va a ver a Veronica para pedirle que organice el evento.

Esta acepta, aunque hablando después con Tabitha, manifiesta sentirse en caída: hasta no hace mucho era la “loba de Wall Street” y ahora organiza fiestas de casamiento. Pero lo que más le deprime es que ya prácticamente no tiene vida social y se siente sola al ver a su alrededor a todo el mundo en pareja.

En cuanto a Archie y Betty, se alegran con la noticia de la boda; el pelirrojo acepta ser padrino y dice que, entre tanto golpe recibido, la comunidad estaba necesitando un hecho positivo que les vuelva a unir.

Distinto es el caso de Jughead, a quien dejamos autorrecluído en los últimos episodios y sigue así, aunque ahora escribiendo y muy inspirado, como nota Tabitha al visitarle en su búnker. Pero cuando le pone al tanto de la boda y manifiesta su deseo de asistir con él, se muestra esquivo y dice que si bien el escribir hace que las voces se apacigüen en su mente, las vuelve a oír apenas intenta salir de su encierro.

Percival está enfurecido por la huelga de los obreros de su cuadrilla. Kevin le ve y oye mientras pronuncia conjuros en una lengua extraña (suena como latín, pero no del todo) y lo relaciona con los males que se vienen cerniendo sobre Riverdale. Consciente ahora de que ha estado trabajando para el enemigo, busca enmendar sus errores y visita a Fangs y Toni para dar por zanjada la disputa sobre la paternidad de Anthony y pedir disculpas por todo lo que ha hecho. La pareja las acepta de buen grado e incluso lo terminarán más tarde invitando a asistir a la boda junto a Moose.

Archie y sus amigos no saben cómo detener a Percival. Cheryl propone quemarlo con su piroquinesis, pero Archie (¿quién más?), dice que en caso de hacer eso, el mal habrá ganado la batalla en Riverdale y todo habrá sido inútil. Para él, lo mejor es combatirlo desde adentro y el hecho de que ahora Kevin esté arrepentido y brinda una buena posibilidad que puede ser aprovechada al no saberlo Percival. Kevin, de hecho, afirma que le podría robar la agenda o cuaderno de notas que utiliza.

Por otra parte, el pelirrojo siente que, al prolongarse indefinidamente la huelga, los obreros la están pasando mal: si volvieran al trabajo, aunque más no sea a media máquina, ello podría apaciguar a Percival para que deje de lanzar una plaga tras otra. Pero al planteárselo a los obreros, se lleva la grata sorpresa de que se mantienen firmes en no regresar junto a él.

Pero los castigos bíblicos siguen a la orden del día: ahora de las cañerías mana sangre en lugar de agua y hasta el río Sweetwater se ha convertido en sangre pura. A pesar de que su plan piroquinético haya sido descartado por el resto, Cheryl, sin tanto complejo ético, planea llevarlo a cabo por cuenta propia, razón por la cual, desde ya, recurre a Heather y esta, a su vez, al Maleficarum…

El hechizo puesto en marcha tiene algo de vudú: quemar un muñeco como sustituto de Percival para que el efecto le llegue (hay que concederles que muñecos y fuego dan una combinación muy Blossom). Lo hacen y de inmediato Percival, lejos de allí, comienza a quemarse, pero rápidamente pronuncia un contraconjuro que desvía el hechizo: para desilusión de las muchachas, la llama se extingue del muñeco y se oye un alarido en la mansión. Al correr presurosas hacia el origen del mismo, comprueban que quien se está quemando es la abuela Nana Rose. A duras penas consiguen salvarla, pero queda en estado delicado…

Furioso, Percival contraataca con más plagas. A poco de la cena de boda que Veronica prepara en el Babylonium, la comida se pudre. La cena por la boda acaba llevándose a cabo en Pop´s, para esta altura multiespacio y además, como sabemos, protegido por ángeles. O muertitos, no sé.

Veronica, claramente dolida al sentirse allí la única que está sola, interpreta una sentida versión de The Ladies who lunch, tema compuesto por Stephen Sondheim para el musical titulado, muy simbólicamente, Company. Su actuación sorprende por su desenfado, casi pareciendo Michelle Pfeiffer en Los Fabulosos Baker Boys.

Pero las plagas siguen: los obreros de la cuadrilla se ven afectados por horribles úlceras en la piel, lo que hace que Archie acuda a Percival e intente en vano convencerle de no seguirles haciendo daño: le responde con la misma propuesta que ya antes le había hecho, es decir que trabaje para él. Las úlceras y los dolores, promete, se irán calmando eventualmente si accede.

No hace falta decir que el pelirrojo acepta, así que pone su fuerza al servicio de la construcción del ferrocarril y, en analogía con el vía crucis, le vemos cargar sobre sus hombros un grueso durmiente como si de una cruz se tratase. Si algo le faltaba a Archie era parecerse a Cristo…

El resto, mientras tanto, continúa adelante con el plan de conseguir la agenda de Percival. En su búsqueda, Kevin se encuentra con varias referencias bíblicas a las plagas de Egipto e incluso al apocalipsis, con una ilustración de la ramera de Babilonia sobre su cabalgadura. No consigue indagar mucho más pues Percival le sorprende fisgoneando; intenta rehuir la situación diciendo que se siente confundido y solo. Percival busca alentarlo hablándole de lo que se avecina y le muestra lo que llama sus “dorados tesoros”: todo un arsenal de ballestas, espadas, hachas, sables y… un cepo.

Al irle con la noticia a los demás, Heather identifica al instrumento de tortura con lo que llama “Cepo de Legarius”, destinado a exhibir a la ramera de Babilonia. A Betty se le despierta automáticamente un recuerdo del Asesino de la Bolsa de Plástico recitándole, justamente, pasajes del apocalipsis que hacían referencia a la misma y que claramente identificaba con ella.

Mientras nos preguntamos por qué no se nos termina de contar qué ha sido del mencionado asesino serial, la rubia, en actitud bastante infantil, va a ver a Percival para incriminarle por lo del cepo que, cree, está destinado a ella y hasta se ofrece a ocuparlo si con eso calma las plagas. Él luce sorprendido y le replica que no es a ella a quien quiere sino al bebé Anthony. En todo caso, lo único que ha logrado Betty con su visita es anoticiarlo de que Kevin le traicionó.

Según información contenida en el Maleficarum, el cepo reduce y anula por completo cualquier poder. Aun cuando siguen sin tener en claro a quién lo tiene Percival destinado, podría ser utilizado en su propia contra. Para ello, claro, hay que introducirse en su tienda de antigüedades sin ser vistos, lo cual es un problema: “no necesariamente”, repone Cheryl con la mirada encendida…

Betty le lleva el bebé a Percival antes del atardecer, tal como este mismo había exigido que se hiciera bajo amenaza de desatar más plagas sobre Riverdale. Pero cuando lo toma en brazos, comprueba que es un muñeco y todo ha sido una maniobra de distracción. Recurriendo al truco de la invisibilidad que ya antes Cheryl utilizara, aparecen de la nada Veronica y Tabitha, ambas armadas con sendas pistolas, como también Heather, equipada con un arco. Kevin reduce a Percival desde atrás y Cheryl le sopla un polvo a la cara tras desearle que duerma bien…

Una vez que vuelve en sí, se halla en el cepo mientras Veronica lo encierra en una cámara blindada del Babylonium. Sorpresa: apenas se retira, nos encontramos con que él habla con las langostas (otra de las diez plagas), a las cuales pide que deshagan el cepo que, al final, parece que no era tan importante… Como tampoco las langostas parecen tales, pues hasta donde sé no comen madera, pero no había plaga de termitas a la cual echar mano…

Percival se dirige a Thornhill y tras quitarle la sonda de oxígeno a una Nana Rose vendada como una momia, la asfixia mientras le comunica que, por ser la primogénita de más edad en Riverdale, será el heraldo de la próxima plaga… ¿Ha muerto la abuela Blossom? Pareciera que sí, aunque la pregunta es por qué no había nadie junto a ella en el estado en que se encontraba…

Llega la boda que, tal como Toni pidiera, es oficiada por una conmovida Cheryl mientras los contrayentes pronuncian sus votos matrimoniales.

Kevin ofrece su interpretación de It´s your Wedding Day (Es tu Día de Bodas), canción perteneciente a otro exitoso musical de Broadway: The Wedding Singer (El Cantante de las Bodas). Muy apropiado.

La cosa termina con todas las parejas bailando abrazadas mientras Veronica, claro, mira con tristeza y solo Tabitha, a quien Jughead no ha acompañado, se acerca para hablar con ella. Sabiendo que ha visto el futuro, Veronica le pregunta con quién terminará Archie. Tras un instante de vacilación, Tabitha accede a decírselo, aunque haciéndole prometer que quedará entre ellas. Sin embargo, cuando está a punto de decírselo, alguien grita y Archie cae envuelto en convulsiones…

No es el único. Tras él, hacen lo propio Fangs, Toni… y unos cuantos más. Lo que ha hecho Percival es arrojar sobre Riverdale la plaga bíblica de la muerte de los primogénitos, pues cada uno de los que muere lo era dentro de su familia. Wow, vaya pesadilla la que se ha venido: hasta la muerte de Nana Rose parece ahora un dato menor…

Quien no se entera demasiado es Jughead, que sigue en su búnker y ahora acorralado por sueños y visiones. En una de ellas se le ha aparecido la mismísima Llorona (la historia que escribió giraba sobre ella) y en otra Cheryl, pero en versión del universo paralelo, luciendo idéntico atuendo ceremonial y dispuesta a enterrarle la misma daga de sacrificio con que alguna vez extrajera el corazón de Archie (temporada 6, episodio 1).

Los escritos de Jughead han desaparecido, pero alguien le ha dejado una nota diciendo que siga escribiendo y hasta una hamburguesa alucinógena de la cual, por supuesto, ha dado cuenta. Pero comienza entonces también él a sentir convulsiones (recordemos que es primogénito) mientras ve presentarse en el lugar a… otro Jughead.

Mientras tanto y con el triste escenario de primogénitos desparramados sin vida por el piso, Veronica, Betty y Cheryl reflexionan que ellas no han sido alcanzadas por la plaga debido a que, justamente, ninguna de las tres era hermana mayor en su familia. Tampoco parece que lo fuera Heather, pues por algo sigue allí y es ella quien, ante el sombrío panorama de que no queden a la vista recursos para derrotar a Percival, afirma que solo hay una nigromante capaz de hacerlo: Sabrina…

Una vez más, una entrega disparatada y llena de desmesuras, pero muy entretenida. Faltaron, eso sí, los toques de humor que tuvieron otras y que hacen la cosa más amena: la analogía entre Archie y Cristo no fue tan divertida como lo del Santo Grial, por ejemplo. Pero, bueno, Percival está decidido a conseguir lo que quiere (aunque no terminamos de conocer del todo sus objetivos) y ahora tenemos plagas bíbilicas y no tan bíblicas haciendo estragos en la ciudad.

No es que la muerte de Nana Rose me haya dado mucha pena. No es detalle menor que utilizó el cuerpo de Cheryl para revivir a la bruja Abigail y eso no puede salirle gratis, pero sí ha sido impactante el modo en que se dio y llamativo el hecho de que ni la hayamos visto: una vez estaba envuelta en llamas y la otra en vendas. ¿Que habrá pasado con Barbara Wallace en este episodio? ¿Algún problema de salud o se la habrán querido sacar de encima por las dudas? (recordemos que la actriz ya tiene noventa y nueve años…)

Pero el golpe fuerte ha sido sin duda la muerte de Archie y el resto de los primogénitos. Detalle curioso: es la segunda vez que el pelirrojo muere en la temporada, pero es cierto que la primera fue en otro universo y esta otra no da rasgos de definitiva. En el reino de la magia todo conjuro puede deshacerse y más aun si Sabrina está llegando. Y si Archie, Toni y Fangs pueden revivir, probablemente también Nana Rose. O no. Ya lo veremos.

Lo de Sabrina fue una sorpresa: por lo menos, yo no estaba al tanto de que volvería a aparecer en la temporada y había dado por sentado que el crossover se había limitado a aquella visita a Thornhill en el cuarto episodio. También es sorpresa que se conociera con Heather, pero en algún punto bastante lógico… ¿Será clave en la resolución de los cuatro episodios que nos quedan? Sería genial para tener un cierre de temporada memorable…

No sé aún qué pensar de lo de Jughead o por qué se encontró consigo mismo. ¿Se ha disociado finalmente su personalidad entre tanta locura alucinatoria? Lo que más me preocupa, no obstante, es que sigan sin decirnos claramente qué ha ocurrido con el Asesino de la Bolsa de Plástico. Betty ha tenido un recuerdo de él sin hacer siquiera referencia a su muerte. ¿Se sabe finalmente su identidad? Nosotros, por lo menos, no… y quiero pensar que nos tienen alguna sorpresa reservada o, caso contrario, quedará un agujero inmenso en esa subtrama que todavía no podemos articular correctamente con la principal.

En fin, alocado episodio con un par de cliffhangers que nos crean intriga y, una vez más y como es ya costumbre, logrados momentos musicales (muy bien Camila Mendes). A ver cómo sigue la cosa y, una vez más, tendremos que esperar dos semanas, hasta donde sé por última vez, pues la serie retornará a su ritmo semanal para los cuatro episodios finales de la temporada.

Hasta la próxima y sean felices…

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