Larsson Textil Desing: Bolsos 'made in Donostia' de influencia sueca y vasca | El Diario Vasco

2022-07-22 18:19:32 By : Ms. May Lin

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En imagen los modelos que componen la actual colección. / Larsson textil

En las últimas temporadas hemos vivido el retorno de piezas artesanales que nos recuerdan a épocas pasadas. Y es que cada día se valora más lo hecho a mano, la calidad del propio producto y, sobre todo, el respeto con el medioambiente.

En esta línea, rescatar la herencia artesanal de antaño hace que se creen proyectos únicos y llenos de ilusión como el de Ana Oliver, una joven vasca de 26 años asentada en San Sebastián, que hace menos de un año creó su proyecto Larsson Textil, en el que recupera la creación de tejidos de manera tradicional, construyendo bolsos únicos 'made in Gipuzkoa'.

Como el nombre de la propia marca indica, la firma tiene un claro origen nórdico, concretamente sueco. La familia de Ana es del norte de Europa y eso se percibe en el diseño: «Mi abuela es sueca y mi madre decidió estudiar allí diseño. Una de las asignaturas fue la de artesanía textil y es ahí donde aprendió a tejer de manera tradicional». Tras su aventura, su madre volvió a Sopelana y es ahí donde abrió un taller de artesanía con telares de madera antiguos, dando clases y vendiendo sus propias piezas.

No es de extrañar, por lo tanto, que habiendo crecido rodeada de artesanos, bastidores y tejedores, a Ana «se le apareciera» la vena creativa. Tras estudiar arquitectura en el campus de San Sebastián, no sólo se enamoró de la ciudad, sino que decidió aparcar el máster que cursaba, lanzándose a la aventura de convertir su vida en un paraíso creativo. «Durante la carrera nunca dejé de tejer. Es en ese momento cuando empecé a hacer bolsos para mis amigas y familiares», desvela Ana.

Tras retirarse del máster volvió a casa y ahí fue cuando recibió la llamada de una compañera para trabajar en una tienda de decoración donostiarra, regresando así a la ciudad que durante su época estudiantil la cautivó. «Una vez asentada en Donostia, empecé a enfocar mi vida hacia la tejeduría creando un proyecto basado en la artesanía», aclara.

Los inicios nunca son fáciles y en una ciudad como San Sebastián menos. Actualmente Ana tiene su taller en casa. «Cuando me mudé buscaba una casa donde pudiera meter mis telares», cuenta la protagonista. Su casa no sólo se ha convertido en un lugar para tejer; también es su propia escuela. En su comedor da clase a cinco alumnas. «Ellas se encuentran en un nivel de iniciación, por lo que trabajan con bastidores pequeños. Está claro que en el momento que avancen tendré que pensar otras alternativas», responde risueña.

No sólo forma a gente en su casa. De vez en cuando también sale de su pequeño «templo» para dar clases en una tienda de ropa situada en Gros, en la que ya ha lazando varias 'masterclass' de bordados y tapicería.

Ana Oliver con uno de sus telares. / L.T.

Tejer una tela de manera artesanal lleva detrás muchas horas de trabajo, una rigurosa selección de la materia prima, una idea premeditada del diseño de la tela y un patrón para realizar la pieza. Reconoce que el haber estudiado arquitectura, no solo le ha proporcionado diferentes herramientas digitales para crear los patrones, sino que también le ha aportado prácticas ideas para el diseño. «Sólo tengo cuatro patrones. Cada uno de ellos está muy estudiado y trabajado para crear un bolso bonito y útil», afirma Ana.

La singularidad de estos cuatro modelos, más allá del propio diseño, se encuentra en los nombres. Cuenta Ana que una de las costumbres suecas es darse un chapuzón antes de ir a cenar en uno de los lagos más cercanos a las casas. Por ello, y haciendo un pequeño guiño a sus raíces familiares y a sus veranos en el país nórdico, sus bolsos llevan nombre de lagos y ríos suecos: Röne, Otta, Dala y Åby.

Los diseños son geométricos, siempre combinados con las telas que crea ella misma desde cero a través de materiales como la lana, el lino y el algodón. «La materia prima la obtengo de pequeñas empresas 'made in Spain' y suecas», desvela.

El modelo Åby de Larsson Textil Design. / L.T.

Aunque sus bolsos se caracterizan por ser piezas «sencillas y actuales», cuenta cómo hay mil posibilidades creativas para realizar un tejido, como por ejemplo con ramas de árboles. Ahí es nada.

Cabe destacar que siendo una gran amante de la piel, hace un tiempo decidió dar el salto añadiendo pequeños pedazos de este tejido, consiguiendo mayor firmeza y una mejora estética a los artículos. «Empecé con bolsos que eran sólo de tela, pero tras investigar el mundo del cuero, decidí añadirlo a mis creaciones». De hecho, a pesar de no poseer una máquina exclusiva para coser la piel, los remates los hace a mano o con su máquina industrial. «Como he dicho, todo me lo ha enseñado mi madre. Ella, al no saber trabajar la piel, me he convertido en toda una autodidacta», sentencia.

Actualmente, sus piezas pueden adquirirse en lugares como el Museo Balenciaga de Getaria; en Eibar (Gigil Design), Getxo (MuchArt) y en la cadena de tiendas Six Store. Sólo disponen de un modelo en cada uno de los establecimientos y como subraya la artesana, «aunque quisiera, no podría hacer dos iguales».