Cómo resisten los fabricantes de mascarillas a la caída en las ventas

2022-07-15 18:09:34 By : Mr. Vic lin

Los productores denuncian que si la Administración “opta por producto asiático es imposible competir” y que el suyo es un sector estratégico: “Si el afán hubiese sido meramente económico, no hubiésemos fabricado, sino importado”

En Don Benito, un pueblo de Badajoz, se ubica una de las mayores fábricas patrias de mascarillas y equipos de protección sanitaria. Francisco Sánchez hizo “una inversión millonaria” para la empresa que decidió abrir en julio de 2020, en plena pandemia, cuando “las imágenes de médicos con bolsas de basura o contenedores de mascarillas requisados casi en el aeropuerto” se clavaron en su retina. Según explica a Newtral.es, como él, un grupo de unos cuarenta empresarios se preguntó cómo era posible que en España no se fabricaran estos elementos de protección. “Muchos lo hicieron porque detectaron una oportunidad”, asegura Sánchez en referencia a un momento en que la oferta era tan superior a la demanda que pocos negocios resultaban tan rentables, “pero sobre todo porque se detectó una necesidad de país”, insiste. 

Han pasado dos años y, aunque las mascarillas están lejos de ser un complemento del pasado, las ventas de este producto han caído drásticamente. De los 268 millones de mascarillas quirúrgicas, higiénicas y FPP que se vendieron en mayo de 2020 se ha pasado a los casi 9 millones en mayo de este año, según los datos que la consultora de mercados IQVIA ha facilitado a Newtral.es. Ahora, los fabricantes de mascarillas tienen que hacer frente a la caída en las ventas tras dos años de pandemia.

Los productores ponen en el foco a las administraciones, que son quienes podrían mantener vivas a estas empresas. “La compra pública podría tener en cuenta factores sociales, medioambientales, de salarios dignos o de calidad y primar fábricas que cumplan con ellos, pero a la hora de la verdad se están llevando muchas licitaciones mascarillas del sudeste asiático”, denuncia Sánchez, también presidente de la Asociación Española de Fabricantes de Mascarillas, Batas y Epis (OESP). “Si la compra pública opta por producto asiático, es imposible competir, porque ni puedo ni quiero fabricar como ellos”, insiste.

Sánchez era gerente de una empresa que se dedicaba al procesamiento e impresión de imágenes digitales, hasta que llegó la pandemia. No fue el único. Muchas otras empresas se transformaron con la COVID-19 para vender productos sanitarios. De hecho, la empresa que más dinero público se llevó en 2020 en contratos sanitarios se dedicaba previamente a las bebidas energéticas, tal y como contó Civio.  Presión sanitaria a las puertas del primer verano tratando la Covid como un virus más

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Entre marzo y mayo de 2020, los primeros meses de la pandemia, los mayores proveedores del Ministerio de Sanidad fueron dos de origen chino, Hongkong Travis Asia Limited y Hong Jin Medical Science. “Fue un momento emocionalmente muy intenso en el que uno deja el cerebro a un lado, no te planteas si va a ser o no rentable”, asegura Sánchez. “Mucha gente se embarcó, detectando una oportunidad, no digo que no, pero queriendo ayudar. Si el afán hubiese sido meramente económico no hubiésemos fabricado, sino importado, llevándonos nuestro margen y sin compromiso a medio o largo plazo”, insiste. Y lo cierto es que durante la pandemia también hubo quien se sumó al negocio de la intermediación, dando lugar a comisiones millonarias que, en algunos casos, han acabado en causas judiciales. “Invertimos pensando que todos íbamos a estar a la altura, que la Administración iba a apostar por esa capacidad estratégica”.

Primero tuvieron que hacer un máster sanitario para aprender a producir estos productos cumpliendo con la normativa de seguridad, obtener la licencia sanitaria e invertir en las instalaciones adecuadas. En los picos más altos, las empresas asociadas a la OESP tuvieron contratadas a 700 personas. “Los fabricantes hicimos un esfuerzo tremendo. No teníamos histórico para poder predecir la demanda, íbamos completamente a ciegas”, explica el empresario. “La demanda ha sido explosiva en la cresta de las seis olas, pero luego se contrae” y eso trae consigo varios problemas. El primero es de personal: “Tienes que modificar plantillas y a esos trabajadores hay que formarlos. Cuando la demanda cae, tienes que decirles que ya para la próxima ola”. Otro de los retos a los que se han enfrentado es que el stock de materias primas no está dimensionado como para afrontar esa demanda explosiva: “Tienes que buscarlas donde sea y como sea”, explica Sánchez.

La demanda no ha sido estable y eso se ha traducido en estrés para los empresarios, aunque también en ingresos ingentes. Sin embargo, con la caída de consumo muchas de las empresas que se sumaron al boom de la fabricación ya se han retirado del negocio. “Ya hay algunos fabricantes de mascarillas que han cerrado empresas tras la caída en las ventas, porque no puedes perder dinero indefinidamente”, y otras se están reinventando, porque “el que se ha reconvertido una vez, puede hacerlo más veces”, como indica Sánchez. Tras la caída de las ventas, «vamos a quedar algunos fabricantes de mascarillas, pero se va a destruir gran parte del tejido productivo y en la próxima pandemia nos volverá a pillar sin capacidad estratégica”, insiste. Europa anticipa un verano de contagios por ómicron BA.5

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La reforma de la ley de Seguridad Nacional, actualmente en trámite parlamentario, incluye la creación de la ‘Reserva Estratégica basada en las Capacidades Nacionales de Producción Industrial’, para “garantizar el suministro de recursos esenciales ante situaciones excepcionales”. Tal y como señala Moncloa, el objetivo era aprender una de las lecciones de la pandemia: “Tener un nivel de producción industrial basal que garantice el suministro de recursos esenciales” y que esa producción pueda “abastecer en situaciones excepcionales”. Las mascarillas se incluyen dentro de los productos que forman parte de la reserva. 

En la Plataforma de Contratación del Sector Público ya aparece el anuncio previo del proceso de licitación de los “servicios de logística de una reserva estratégica de material sanitario, de protección y farmacéutico, para atender la situación creada por el virus COVID-19” por algo más de seis millones de euros. El mes pasado, el ‘almacén’ estatal disponía de 287 millones de mascarillas quirúrgicas, 73 millones de unidades FFP2 y 1,6 millones de FFP3, según la información a la que accedió elDiario.es a través de una petición al portal de transparencia. La venta pública sería una solución para los fabricantes de mascarillas.

Los productores aseguran que si “la compra pública sigue apostando por el producto asiático, volveremos a vivir una situación parecida a la de marzo de 2020”, porque cuando se les pida desde el Gobierno a las fábricas españolas que aceleren la producción “nadie acudirá a la llamada”. “No queremos subvenciones, solo que nuestras mascarillas se comparen en términos justos con las demás, no solo mirando el precio”, remarca Sánchez. “La dependencia del exterior no es buena, y en este producto, como en otros, no deberíamos hacerlo”.

Datos de la consultora de mercados IQVIA facilitados a Newtral.es

Declaraciones de Francisco Sánchez, presidente de la Asociación Española de Fabricantes de Mascarillas, Batas y Epis (OESP)

Informe sobre el Plan de respuesta temprana en un escenario de control de la pandemia por COVID-19

Plataforma de Contratación del Sector Público

Nota de prensa de Moncloa: La modificación de la ley de Seguridad Nacional continúa su tramitación parlamentaria tras superar el debate de totalidad

Civio: Cuatro empresas se llevaron uno de cada diez euros adjudicados de emergencia en 2020

elDiario.es: 360 millones de mascarillas y 993 respiradores: el ‘almacén’ del Gobierno para atajar un repunte pandémico

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